Escritura caótica.
Como en algunos versos de aquella primavera ya olvidada:
Verde, río, azul, mañana,
pájaro esquivo que canta en tu ventana. Fútbol.
Y qué si el Madrid gana.
Podría ser el Barça,
o acróbatas
contra la luna tersa
allá en el cielo añil, cometas.
Daría igual.
Porque el mundo revienta ¿sabes?,
y aquel que es no sé quién
tensa la cuerda y revienta a carcajadas.
Llora un niño.
Y en las esferas, mientras,
reinventan las palabras,
las retuercen, sí,
las retuercen
hasta poder decir que no son nada.
Pechos resecos y la leche, agria.
Pero qué, ¡si allá a lo lejos
llora una criatura desolada!
Escritura caótica,
huera también,
como la vuestra, fatua.
Ignacio Roldán